Still to come
(2014-2018)
And then we perceive the thrill. It is there, we carry it within. Longing, that irrepressible emotion that makes us unbeatable against nothingness; the engine that always roars into the future. And like all brute forces, it hurts. The skin it’s slowly ripped apart, one inch at a time. Meanwhile, the conflict between desire and reality continues, battle after battle. In our body the wound is beating stronger: the desire to have wings, the desire to fly, keeps us alive.
Longing , the source of energy that gives us breath even in the darkest winters. The impulse is born in the bowels and occupies our thinking. And the time comes. Jump from the nest. Surrounded by contradictions and without any certainty that heaven will be ours, we inflate the lungs with those delirious emotions to become, finally, invincible beings.
And we are. Even without meeting the person we had imagined we would become.
<< Because the simple act of throwing oneself into the void implies that you can not return to the impulse. >>. Pascal Quignard, Butes (2011).
Lo que está por llegar
(2014-2018)
Y entonces percibimos la ilusión. Está ahí, la llevamos dentro. El anhelo, esa emoción indomable que nos hace imbatibles frente a la nada; el motor que ruge siempre hacia el futuro. Y como toda fuerza bruta, duele. La piel rasgada se va abriendo, por momentos. Mientras, el conflicto entre anhelo y realidad continúa, batalla tras batalla. En nuestro cuerpo la herida late cada vez más fuerte: el deseo de tener alas, el deseo de volar, nos mantiene vivos.
Es esa fuente de energía que da aliento incluso en los inviernos más oscuros. El impulso que nace en las entrañas y ocupa nuestro pensamiento. Y el momento llega. Saltar del nido. Rodeados de contradicciones y sin certeza alguna de que el cielo será nuestro, inflamos los pulmones con esas emociones delirantes para convertirnos, por fin, en seres invencibles.
Y lo somos. Incluso sin encontrarnos con la persona que nos habíamos imaginado que seríamos.
<< Porque el simple hecho de lanzarse al vacío implica que no se puede volver sobre el impulso.>>
Pascal Quignard, Butes (2011).
(2014-2018)
Y entonces percibimos la ilusión. Está ahí, la llevamos dentro. El anhelo, esa emoción indomable que nos hace imbatibles frente a la nada; el motor que ruge siempre hacia el futuro. Y como toda fuerza bruta, duele. La piel rasgada se va abriendo, por momentos. Mientras, el conflicto entre anhelo y realidad continúa, batalla tras batalla. En nuestro cuerpo la herida late cada vez más fuerte: el deseo de tener alas, el deseo de volar, nos mantiene vivos.
Es esa fuente de energía que da aliento incluso en los inviernos más oscuros. El impulso que nace en las entrañas y ocupa nuestro pensamiento. Y el momento llega. Saltar del nido. Rodeados de contradicciones y sin certeza alguna de que el cielo será nuestro, inflamos los pulmones con esas emociones delirantes para convertirnos, por fin, en seres invencibles.
Y lo somos. Incluso sin encontrarnos con la persona que nos habíamos imaginado que seríamos.
<< Porque el simple hecho de lanzarse al vacío implica que no se puede volver sobre el impulso.>>
Pascal Quignard, Butes (2011).
Still to come from Laura F. Izuzquiza on Vimeo.